Emiliano
era un fanático a todo aquello que se relacionara con los extraterrestres. No
había artículo sobre ovni que no leyera a pesar del poco tiempo disponible,
pues su trabajo como taxista no le dejaba mucho tiempo libre.
Cierta noche regresaba de llevar unos
pasajeros al aeropuerto cuando observó tres grandes luces en el medio de la
carretera: Pensó que sería un control policial o que estaban reparando la vía.
Aminoró la velocidad y despacio se fue acercando a las luces. Las luces lo
encandilaban por lo que detuvo el auto. Salió y se encaminó hacia las luces
hasta descubrir una enorme masa. En principio no sabía que podía ser, pero muy
pronto se percató que era una gran nave.
Tuvo deseos de volver a su taxi y salir
disparado de allí, pero su curiosidad era mayor. Siguió acercándose y pudo
mirar que había una puerta abierta y de ella salía una escalera. Pensó subir
para penetrar dentro de aquel artefacto cuando escuchó voces. Se escondió
detrás de uno de los soportes. Eran dos seres vestidos muy raros y hablando
español. Los individuos se recostaron a la escalera y el taxista pudo escuchar
la siguiente conversación:
─ Estamos atrasados, teniente.
─
La culpa es tuya
─
No podía hacer otra cosa. ¡Era mucha la carga!
─
Siempre la haces cuando menos tienes que hacerla.
─
Yo no tengo la culpa de la rotura, teniente.
─
Bueno, vamos. Los demás deben estar impacientes.
Estaban subiendo por la escalera y Emiliano
pudo seguir escuchando la conversación.
─
Usted aprovechó y se comió unas cuantas toronjas, jefe.
─
Demorabas demasiado. Es que cuando tu cagas, cagas. Mañana quiero ver el
inodoro arreglado.
─
De acuerdo.
Maximiliano corrió hacia el campo de toronja
para ver partir aquella extraña nave.
Cuando llegó a la casa le relató a su mujer
lo sucedido y terminó diciendo. Tere, todavía siento su olor. La mujer lo miró
y le dijo: ¡Que tonto eres! Tienes los zapatos llenos de mierda, Emiliano.
Pcfa
No hay comentarios:
Publicar un comentario