lunes, 14 de mayo de 2018

El Retorno



                                                  EL RETORNO
  Aquel hombre quería regresar a su tierra. Una tierra que había abandonado por motivos personales. Tenía deseos de volver a ver las bellezas naturales de su isla, las hermosas construcciones, su gente, su alegría y sus costumbres.
   Abordó el avión. ¡El único avión que volaba a su isla! ¡Tres pasajeros! Fue algo que no quiso creer. Recuerda cuando iba, los fines de semana,  al final de la pista para  observar  los aterrizajes de mas de cien aviones cargados de turistas.
  Al llegar al aeropuerto de su destino, se lo encontró vacío, un mostrador para  atender a los posibles pasajeros. Llevaba equipaje de mano y no tuvo que esperar. Salió a buscar un taxi.  Había uno y su conductor dormía en su interior.
─Por favor, me puede llevar –dijo al mismo tiempo que golpeó suavemente el cristal de la ventana del auto.
 El conductor se incorporó, salió del taxi, le abrió la puerta y puso el equipaje en el maletero. Todo con una rapidez increíble.
─ ¿Para dónde va, señor?
─Para el Centro. ¿Qué sucede? ¿Por qué está todo tan desolado?
─ ¡El turismo, amigo! ¡El turismo!
─ ¿Qué sucede con el turismo?
─ ¡Se acabó! Los ecologistas protestaban, los antisistema protestaban, los nativos protestaban exigiendo y presionando al Gobierno para que no vinieran mas turistas. Pusieron las llamadas ecotasas, subieron precios y eliminaron muchas de las facilidades que tenían los visitantes. Entiendo que en parte tenían razón pero la Isla vive de eso. Aquí no hay industria, la producción no alcanza para abastecernos y no tenemos casi nada para exportar. Vivíamos de eso. Y esto que ves, es el resultado.
  El taxi circulaba por una gran autopista sin encontrarnos con otros autos mientras pensaba en las palabras del taxista. Tenía que haber algo más y el conductor no se lo había dicho.
  ─Esta es la Plaza principal. ¿Se queda aquí?
     Miró a su alrededor y no vió a nadie pero se fijó en un letrero que decía, cafetería El Paso. Pagó al taxista y se dirigió al establecimiento con la idea de tomarse un café. Apenas el taxi se marchó aparecieron tres hombres y se dirigieron a su encuentro.
   ─ ¿Eres inglés o alemán?
   ─No. Soy de América
  No le dio tiempo a nada. Los tres hombres comenzaron a golpearlo hasta caer al suelo. Mientras la vista se le nublaba, escuchaba como le decían: “turista asqueroso, te vamos a matar, por culpa de ustedes estamos en la miseria, nuestros hijos se mueren de hambre”
 Lo último que oyó fue cuando uno de los agresores, dijo: “Turistas de mierda que primero acabaron con nuestra isla y después nos han dejado en la miseria. Cada vez que venga uno le haremos lo mismo”
  Nadie sabe cual fue el final de ese señor. Pero todos saben que esa isla se convirtió en un peligro para todos aquellos que llegaban por mar o tierra. Los pocos habitantes se habían convertido en feroces caníbales.


Autor: Pedro Celestino Fernández Arregui