sábado, 30 de abril de 2022


 

 

                               La Spartak

 

Cerca de un pequeño pueblo llamado Andrivka, a unos 30 kilómetros al Oeste de Kiev la capital de Ucrania, vivía Vania con sus padres. En esa aldea de poco más de 280 habitantes, vivía su abuela por parte de padre. Ese día Olezky, su padre la llevó a casa de su abuela.

—Vania, vamos a Kiev para que el médico vea a tu madre que está muy enferma. Te vas a quedar con la abuela que me dijo que harán una tarta Spartak. La ayudas y escucha los cuentos que te hará de cuando ella era una niña como tú. ¡Ah! No salgas de la casa sola. En cuanto el médico la atienda regresaremos.

Vania comenzó a ayudar en la elaboración de la tarta. Le dijo a la abuela que ella se encargaría del relleno de miel pues a ella le encantaba ese producto elaborado por las abejas. Además le pondría las abejas de decoración que la abuela guardaba.  A lo lejos se escuchaba tenues explosiones.

—Cuando tenía tu edad, nuestro país pertenecía a la Unión Soviética. Tu abuelo era soldado y le dijeron que iba a formar parte de un destacamento de las fuerzas armadas que iría a Cuba. ¿Sabes una cosa? Me dijo que le hiciera una Spartak para ir comiendo por el camino.

—¿Tuvo que combatir?

—¡No! Gracias a Dios nunca tuvo que combatir.

—¿Por qué murió abuelo?

—Murió por la radiactividad  en Chernóbil.

Las explosiones se escuchaban un poco mas fuerte.

Mientras la tarta se enfriaba, Vania jugaba con un gatico blanco. De pronto sintió ruido de motores y disparos de fusiles.

—¿Qué sucede, abuela?

—¡Vamos para el sótano!

Se dirigían a refugiarse cuando se escuchó la voz del padre por encima de los ruidos de los disparos. Vania salía hacia la puerta y su padre, corría hacia la casa cuando una ráfaga de ametralladora lo derribó. La niña se abrazó al cuerpo ensangrentado de su padre llorando desesperadamente. Levantó la vista y frente a ella, apuntándola con un fusil, se encontraba un soldado.

—¿Por qué lo mataste? ¿Qué te había hecho? Eres un miserable asesino.

El soldado, un joven ruso, se le aguaron los ojos.

—Perdona. Pensé que nos iba hacer daño.

La abuela salió y arrastró el cuerpo como pudo hasta el interior de la casa. Después buscaría la forma de enterrarlo. La madre de Vania había quedado ingresada en Kiev.

La Spartk quedó intacta observando el dolor profundo de aquella niña y su abuela ante el cadáver de un inocente.

 

Pcfa