martes, 23 de junio de 2020

Asesinato en el Cine




                      Asesinato en el Cine

                      (Relatos del Inspector Pelly)



Acudí al cine América para investigar un asesinato. Se trataba de Leovigildo Magaña de treinta y cuatro años, de complexión fuerte, moreno que vestía una camisa de cuadros y un pantalón vaquero. Al parecer había muerto de un disparo en la nuca a quemarropa. Se suponía que el asesino estaba sentado detrás de él y que usó una pistola con silenciador aunque la película proyectada era “Río Grande” protagonizada por John Wayne y donde abundaban los disparos.

El joven Magaña era hijo de un dependiente en el único hotel del pueblo y se dedicaba a la compra y venta de tabaco en rama. Tenía fama de ser mujeriego y aventurero, lo que me dio por pensar que se trataba de un asesinato por celos. Averigüé que mantenía relaciones amorosas con una joven llamada María, relaciones íntima con otra de dudosa reputación llamada Gertrudis y se veía a escondidas con una mulata de nombre Bárbara.

María había tenido un novio que llegó a un intento de suicidio cuando lo dejó por Leo, como le decían en el pueblo. Gertrudis trabajaba en una discoteca situada a pocos metros del cine y tenía muchos dispuestos a acostarse con ella aunque sabían su preferencia por Leo. Bárbara era una mujer encantadora. Su cuerpo y su belleza, despertaba pasiones entre los hombres. El problema de verse a escondida con ella era por el padre de Baby, como la llamaban en el pueblo, pues su yerno era dueño de una empresa de transporte por carretera. A Baby no le interesaba su dinero y el hombre que le gustaba era Leo.

Luego de muchos días recabando informaciones sobre las relaciones de las mencionadas mujeres, con la taquillera del cine y las relaciones de trabajo de la víctima, me encontraba en un punto cero, como llamo al momento en que te quedas en blanco en una investigación.

Por lo que había indagado, Leo contaba con muchos candidatos a quitarle la vida, pero ninguno de los conocidos, había estado en el cine.

Dirigí mi investigación hacia el arma homicida. ¿Quién pudiera tener un motivo suficiente y dinero como para comprar un arma de ese tipo? Tenía que ser alguien con dinero, pero ¿Iba a asistir a un cine un día entre semana? Por lo general la gente con buen poder adquisitivo asistían a obras de teatro en la capital de provincia. Además la taquillera no había visto esa noche, a ninguno de ellos. ¿Y si fue utilizado un sicario para cometer el asesinato?

Solicité a la Dependencia Provincial, me enviaran a un ayudante y le ordené visitar los bares del pueblo en busca de alguien dispuesto a realizar un “trabajito” y así obtener informaciones que pudieran llevarme a un posible sicario.

A los pocos días de haber llegado el colega teníamos a un sospechoso. Se trataba de Félix Guzmán más conocido por “el Tuerto” aunque en realidad lo que tenía era un párpado un poco caído. Mi ayudante le enseñó un sobre grande lleno de paquetes de cien pesos cada uno. Tenía que matar a un supuesto enemigo, pero no sabía si confiar en él. Necesitaba saber que era un sicario competente. Al parecer vio herida su reputación y dijo furioso: “ Sabes quién mató a Leo y nadie supo nada? Pues a Leo lo maté yo” Teníamos al asesino pero nos faltaba saber quién era el autor intelectual. Mi amigo había grabado la conversación con el sicario por medio de la pequeña grabadora que llevaba en el sobre con el dinero. Le adelantó uno de esos fajos y le dijo que iba a necesitar una pistola con silenciador y que tenía que ser ese mismo día. En cuanto tuviera el arma que le avisara. Le dio el número de teléfono del hotel donde se hospedaba.

La jefatura provincial me envió tres agentes vestidos de civil para poder controlar todos los movimientos de “El Tuerto”.

Al anochecer, Guzmán salió de su casa directo a la vivienda del novio de Baby. Pocos minutos después, la policía entraba en la casa de Orlando Cowel y detenía a ambos. Después del registro se encontró el arma homicida.

El señor Cowel declaró que estaba muy enamorado de Baby. No podía soportar que amara a otro. Sufría viendo como Leo quería arrebatarle el amor de su vida. Contrató al Tuerto para que lo eliminara.

Ambos fueron condenados a largos años de prisión.







Inspector Pelly