Isis y los Escorpiones
Su esposo había llegado a tener fama en
todo en todo Egipto porque había logrado que la gente conviviera en paz,
cultivaran en arte, desarrollaran la música y aprendieran a sembrar. Pensó que
podía ayudar a todos los países y dejó a su esposa al frente de todo aquello.
Esto molestó enormemente a su hermano que decidió asesinarlo, descuartizó su
cuerpo y distribuyo sus restos en distintos lugares.
Ella se encargó de reunir los restos y
unirlos para después resucitarlo y concebir un hijo que podía no ser aceptado
por los demás y por eso Isis se escondió con su hijo Thor. Estuvieron mucho
tiempo escondidos hasta que fueron encontrados por el poderoso Seth quien los
encerró. En la vida hay que tener esperanza e Isis sabía que saldría de allí
con la Justicia y la Verdad. Fue así que Thot la ayudó a escapar con su hijo y
además, ordenó a siete escorpiones para que la ayudaran a encontrar un refugio
seguro.
Después de mucho caminar por el desierto,
llegaron a un pueblo. Extenuada y hambrienta, tocó a la puerta de una vivienda.
Abrió la puerta una señora que por su vestimenta y las joyas que portaba,
aparentaba tener mucho dinero.
–¿Qué desea? –preguntó la mujer con cierto
aire de superioridad y autoridad.
–Llevamos muchos días por el desierto.
Tenemos hambre y necesitamos descansar. ¿Podría ayudarnos? –dijo Isis.
La señora la observó de abajo a arriba y
luego observó a los sietes escorpiones que la acompañaba.
–¡De ninguna manera! –dijo y cerró dando
un portazo.
Isis estaba a punto de llorar, pero su
espíritu de mujer luchadora no e dejaban salir las lágrimas. Dirigió sus pasos
hacia otra vivienda. Le abrió la puerta una mujer vestida pobremente y con una
hermosa sonrisa.
–¿En qué puedo ayudarla?
–Hemos recorrido muchos kilómetros por el
desierto y estamos muy cansados y hambrientos. ¿Nos podía ayudar?
–¡Sí, señora. Pasen por favor!
A los escorpiones no les había gustado la
actitud de aquella prepotente y rica dama por tal motivo, el jefe de los
Escorpiones quiso darle una lección. Por la noche entró por la ventana e
inoculó con su veneno al hijo de tan déspota mujer.
La señora al levantarse se dio cuenta que
su hijo estaba mal y salió para la calle pidiendo a gritos que la ayudaran para
salvar a su hijo.
Isis escuchó los gritos y salió a la
calle. Al ver la desesperación de esa madre no titubeó en ofrecerle su ayuda.
Llegó hasta donde estaba el niño y gracias a sus poderes logró extraerle el
veneno. Su madre al ver la rápida
recuperación de su hijo, se arrodilló ante sus pies y le pidió perdón.
–¡Gracias, señora! Pongo a su disposición
y de esa señora que le dio cobija, la mitad de todas mis riquezas.
La señora no sabía que esa mujer,
aparentemente desposeída de todo y errante por el desierto, era una Diosa que había
resucitado a su marido, el padre de Thor. No sabía que su principal poder era
la curación de la gente común.
Autor: Pedro Celestino Fernandez Arregui
Autor: Pedro Celestino Fernandez Arregui