lunes, 27 de febrero de 2017

El Candado



        

                                                         El Candado
  
    Hay personas que reciben tantos golpes en su vida que se convierten en huraños, recelosos, desconfiadosy es lo que le sucedió a Argelio. Vivía con sus dos hijos en una cabaña cerca de Valencia. Su esposa había fallecido cuando los niños eran pequeños y solo tuvo que afrontar el dolor que produce la muerte ajena y criar a esos niños.
    Anastacio, el hijo mayor, se iba desde por la mañana para el pueblo y regresaba casi de noche y José caminaba por todo el campo hasta que oscurecía. Al menos era lo que veía su padre. El anciano pensaba que ellos andaban en algo ilegal porque Anastacio se iba muy limpio y regresaba como si no hubiera trabajado y lo peor de todo, sin dinero. Qué podía hacer José si siempre estaba caminando y nunca tenía un centavo? Ese comportamiento de sus hijos lo llevó a guardar el dinero de la pensión en una caja de acero y cerrarlo con un viejo candado.
    Un día, Argelio se encontró el candado roto y la caja abierta. Pensó en mil cosas y del asombro pasó a la ira. Tenía que ser obra de sus hijos! Por qué? Si el había cuidado con esmero y cariño a sus hijos? Con mucho cuidado abrió la caja y para su sorpresa el dinero estaba completo. Para qué rompieron el candado? Lo mas probable es que no les hubiera dado tiempo recoger el dinero, pensó. Pero volvió a mirar dentro de la caja y divisó una libreta. Era la libreta de un banco! La tomó y quedó atónito. Estaba a su nombre y con una considerable cantidad de dinero. En su interior, una nota: “La desconfianza es el germen del odio. Si no confiamos en nuestros seres queridos, no podemos esperar el amor puro y sincero.
       Tus hijos”

Lleno de rabia consigo mismo,tomó el candado roto y lo tiró por la ventana. Se dirigió al cuarto de sus hijos. Comenzó a revisar los cajones que contenían diplomas, cartas de reconocimiento y medallas. Anastacio era director de una empresa de telecomunicaciones y José se había graduado de Ingeniero Agrónomo. A pesar de sus altos cargos ninguno de los dos quiso abandonar a su padre.

A partir de ese momento, Anastacio dejaba el dinero en su cajón sin llaves pero la herida de mala conducta no cerraría jamás.