Reflexiones
Inconclusas
Hoy es Domingo y
voy andando hasta un lugar tranquilo por
lo que he decidido ir hasta el parque, disfrutar de la naturaleza, tomar aire
puro, pero sobre todo, reflexionar sobre mi vida y todo lo que me rodea.
Ah, Allí hay un
banco vacío. Me siento. Una brisa fresca me acaricia el rostro mientras los
cantos de las aves y el olor de las flores me relajan. Ahora puedo reflexionar,
sí, hay que reflexionar para poder sacar conclusiones. Porque así podemos
enmendar nuestros errores, tratar de ser mejor, de ayudar al prójimo,
contemplar y cuidar los animalitos, o sea, ser mejor cada día. Esa señora que
va ahí me ha dado los buenos días, le he respondido con mi mejor sonrisa.
Saludaré al señor que viene acercándose. Tiene rostro de buena persona y una
sonrisa en sus labios, y… ¿Pero, qué es esto? Maldita paloma me ha cagado en la
cabeza. El señor me saluda y lo mando al
diablo. Se terminó la reflexión. Me voy muy enojado a la ducha no sin antes
arrancar un montón de flores, del bello jardín del parque, para limpiarme la
frente.