El Pájaro Mágico
Todas las mañanas me entretenía recogiendo las
hojas del árbol de aguacate que teníamos en el patio. El aguacate
es muy nutritivo, delicioso en ensaladas y como remedios caseros por
su alto contenido en potasio, antioxidantes y combate el colesterol.
Pero como echa hojas!
Un día se me acercó Juanito y me pregunta si no
había visto un pájaro muy raro de color azul pálido. No, le
contesté. Para que lo quieres? Y me enseñó el tira piedras. No me
dio tiempo para decirle que no le hiciera daño al ave pero se fue
corriendo veloz.
Me quedé pensando en el pájaro, seguramente un
azulejo, cuando escuché una voz chillona. Miré hacia todos lados y
no veía al que me decía. “ Oiga, señor”. Pensé que eran ideas
mías y seguí con mi labor.
-Shhh, oiga, por favor.
Volví a mirar todo a mi alrededor y nada. Lo mas
probable que fuera algún bromista. Así que me dispuse a continuar
cuando frente a mi cara se detuvo, en el aire, un pájaro azul de
pequeño tamaño que me dijo: “ Soy yo”. Y se posó en la rama
mas baja del árbol. Me quedé observándolo detenidamente en busca
de algo que me dijera que era artificial y guiado por control remoto.
Me dijo:
-Tengo poco
tiempo. Escucha con atención! Hace millones de años, los humanos
y nosotros nos entendíamos y ayudábamos mutuamente. Servíamos de
conexión entre ellos y el resto de los animales. Para poder hablar
con los humanos, nos bañábamos en unos charcos que existían en
todo el Mundo pero eran de color azul intenso y brillante. Con el
aumento de la población, el desarrollo de las tecnologías y el
cambio climático, fueron desapareciendo y hoy existe uno muy cerca
de aquí. Hace años pasó un huracán que derribó un gran árbol
y este a su vez hizo rodar una gran roca que cubrió el charco,
dejándolo invisible. Es necesario quitar la roca para que mis
hijos puedan ser como yo.
-Y dónde queda
la roca?
Me voy. Por ahí
viene ese niño que quiere matarme. Vendré mañana!
Efectivamente.
Llegaba Juanito con su arma mortífera.
- Dónde se
habrá metido ese pájaro? Tarde o temprano lo mato. - dijo
mientras pasaba por mi lado.
A la mañana siguiente fui junto al árbol a esperarlo. Pero no vino. Por la tarde llegó Juanito sosteniendo por una pata, al pájaro muerto y diciéndome:
-Sabía que lo pillaba. Míralo!