jueves, 9 de febrero de 2017

El Pájaro Mágico







                                                     El Pájaro Mágico

    Todas las mañanas me entretenía recogiendo las hojas del árbol de aguacate que teníamos en el patio. El aguacate es muy nutritivo, delicioso en ensaladas y como remedios caseros por su alto contenido en potasio, antioxidantes y combate el colesterol. Pero como echa hojas!

  Un día se me acercó Juanito y me pregunta si no había visto un pájaro muy raro de color azul pálido. No, le contesté. Para que lo quieres? Y me enseñó el tira piedras. No me dio tiempo para decirle que no le hiciera daño al ave pero se fue corriendo veloz.
    Me quedé pensando en el pájaro, seguramente un azulejo, cuando escuché una voz chillona. Miré hacia todos lados y no veía al que me decía. “ Oiga, señor”. Pensé que eran ideas mías y seguí con mi labor.

-Shhh, oiga, por favor.

Volví a mirar todo a mi alrededor y nada. Lo mas probable que fuera algún bromista. Así que me dispuse a continuar cuando frente a mi cara se detuvo, en el aire, un pájaro azul de pequeño tamaño que me dijo: “ Soy yo”. Y se posó en la rama mas baja del árbol. Me quedé observándolo detenidamente en busca de algo que me dijera que era artificial y guiado por control remoto. Me dijo:

      -Tengo poco tiempo. Escucha con atención! Hace millones de años, los humanos y nosotros nos entendíamos y ayudábamos mutuamente. Servíamos de conexión entre ellos y el resto de los animales. Para poder hablar con los humanos, nos bañábamos en unos charcos que existían en todo el Mundo pero eran de color azul intenso y brillante. Con el aumento de la población, el desarrollo de las tecnologías y el cambio climático, fueron desapareciendo y hoy existe uno muy cerca de aquí. Hace años pasó un huracán que derribó un gran árbol y este a su vez hizo rodar una gran roca que cubrió el charco, dejándolo invisible. Es necesario quitar la roca para que mis hijos puedan ser como yo.
      -Y dónde queda la roca?
      Me voy. Por ahí viene ese niño que quiere matarme. Vendré mañana!
      Efectivamente. Llegaba Juanito con su arma mortífera.
      - Dónde se habrá metido ese pájaro? Tarde o temprano lo mato. - dijo mientras pasaba por mi lado.
          Toda la noche estuve sin dormir. No se me iba de la cabeza el pájaro!
          A la mañana siguiente fui junto al árbol a esperarlo. Pero no vino. Por la tarde llegó Juanito sosteniendo por una pata, al pájaro muerto y diciéndome:
        -Sabía que lo pillaba. Míralo!