FANTASMA
La
Terminal de Ómnibus donde trabajaba estaba situada al lado del cementerio de mi
pueblo. Nos era fácil asistir al enterramiento de alguien pues solo teníamos
que mirar por encima del muro que dividía a la terminal del cementerio. Me
imagino que más de uno se cabreaba cuando su panegírico a un difunto era
inaudible por el ruido de un motor en prueba o cundo algún mecánico le decía a
otro “Acaba ya” refiriéndose a algún trabajo.
Podría
poner muchos ejemplos de la relación del cementerio y la Terminal, pero hay
algo que nunca se me ha olvidado.
Me
tocaba trabajar, un domingo, en el turno de once de la noche a siete de la
mañana. En aquel entonces, a las diez de la noche, no había nadie en la calle y
tampoco, autos. Las oficinas no trabajaban y en el taller estaban los mecánicos
imprescindible para el mantenimiento. A la hora de la merienda nos sentábamos
dentro de un autobús y hacíamos cuentos y bromas. No sé por qué, casi siempre
en el grupo hay alguien un poco distraído. Sí, son personas que no se puede
decir que sean tontos ni mucho menos, pero son un poco lentos en entender las
cosas y a veces, no entienden una broma y se asombra ante algún cuento. Ese día
pues comenzamos a hablar de muertos. Que si a mi tía se le apareció un muerto
en el cuarto, que si en casa de una vecina se escuchan voces, en fin, cuentos
que le ponían a Teleforo los pelos de puntas. Teleforo era de esas personas que
mencionaba anteriormente, o sea, muy tonto para analizar las conversaciones
para saber si se trataba de una broma, una historia o algo real.
Pancho,
uno del grupo salió sutilmente del ómnibus, sin que Teleforo se diera cuenta.
El ómnibus estaba de frente a la pared del cementerio. De pronto Teleforo abrió
los ojos y señalaba para el cementerio. Una figura fantasmagórica estaba encima
del muro y haciendo un ruido como si se tratara de una ventolera.
Teleforo,
temblaba como las hojas de los árboles azotadas por un fuerte vendaval y
nosotros, imaginando de que se trataba de una broma de una broma de Pancho, pues ayudábamos a crear el ambiente
terrorífico y hacer más efectivo los efectos especiales. Nos dio lástima como
estaba aquel chico y temíamos que le pudiera producir algún problema cardiaco o
neurótico y le dije: “Tranquilo, Tele. Ese es Pancho” En eso llegó Pancho
diciendo que había estado mucho tiempo en el baño con dolor de barriga y Telo
señalando de nuevo para el cementerio. El “fantasma” seguía ahí. Nos asustamos
de verdad. El mal olor se propagó dentro del autobús sin poder identificar al
causante, porque lo mismo podía ser Pancho que Teleforo. Me bajé del transporte
y fui hasta el muro. Era una sábana que había quedado prendida de una rama de
un árbol. Me subí para quitarla y calmar a los muchachos, cuando una voz me
dijo: “Esa es mi sábana” Un señor, encima de una tumba había hablado. Le tiré
la sábana y me bajé del muro. “Vamos chicos a trabajar”.
Al
parecer era un señor que dormía en el cementerio. Nunca supe quién era y no lo
vi nunca más. Ahora me pregunto, ¿Sería un hombre o un fantasma?
Pcfa