domingo, 12 de diciembre de 2021

La Leyenda de Sierra Las Casas


 

                    LA LEYENDA DE SIERRA DE CASAS

Hace alrededor de 120 años vivieron dos personajes en la entonces pequeña Nueva Gerona que conformaron una leyenda.

Tingo era un joven con discapacidad mental. Entre sus características estaba la de deambular hasta altas horas de la noche por las calles y los alrededores del pueblo y la otra, siempre hablaba de cosas y hechos inexistes. Nunca decía algo que fuera totalmente cierto y los pobladores lo escuchaban con sonrisas y algunos con burlas.

Gregorio era un joven de unos treinta años muy dedicado a los ejercicios y su “biblioteca” estaba llena de folletos de Charles Atlas que prometía cuerpos musculosos y fuertes. Llegó en una goleta con apenas un jolongo y vivía sólo en un cuarto alquilado cerca del río Las Casas. No se relacionaba con nadie, encargaba la comida a una fonda y no iba a ninguna parte, a no ser pasear por la orilla del río hasta la playa.

Casi con la llegada de Gregorio la gente comenzó a decir que en la cima próxima a Nueva Gerona, podía verse en las noches de luna llena, la figura de una mujer y cuando había viento su cabellera ondeaba como las hojas de una palmera.

Una noche de hermosa luna, Tingo paseaba por los alrededores del pueblo cuando vio que Gregorio se dirigía  hacia la loma y lo siguió. Cuando llegó arriba observó escondido, a una mujer desnuda y brillante. Su cabellera larguísima y de sus ojos salía chispas. Miró como Gregorio se acercó a ella lentamente, se abrazaron y se dieron un beso largo hasta que de pronto apareció una densa niebla, ocultándolos e imposibilitando de ver nada más. Cuando la niebla se disipó, no había nadie.

Eso lo contó muy temprano en un mesón. Por supuesto, nadie lo creyó, pero Gregorio desapareció, como también desapareció la figura de la mujer en la cima de la Sierra de Casas.

A pesar de los años transcurridos, hay personas que aún miran hacia la loma en las noches de Luna Llena.

 

Pcfa

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