UN AMOR EXTRAÑO
Es
probable que nunca hayas escuchado hablar de un amor extraño. En realidad, el
amor no tiene adjetivos. El amor es amor o no es amor, pero te voy a contar de
este amor.
Estaba
internado en un área que contaba con varios planteles educacionales. Se
estudiaba magisterio, secundaria y Preuniversitario. Andando por el área
deportiva de un plantel destinado al último año de Secundaria, observo a una
joven que aparentemente le molestaba algo en un ojo. Me le acerqué y pude
observar una pequeñísima pajita cerca del iris. Tomé el pañuelo y con mucho
cuidado logré quitarla.
A
partir de ese momento comenzó una amistad increíble. Comenzamos a vernos
regularmente a pesar que nuestros Centros de Estudios quedaban separados. Llegó un momento en que salíamos de clase y
nos buscábamos como dos enamorados. Nos sentábamos a la orilla del mar a leer
un libro y luego hablábamos sobre él o le ayudaba a entender alguna lección.
Después de la cena, acudíamos a un punto acordado y buscábamos las
constelaciones, nos contábamos anécdotas de nuestras respectivas clases o
confesábamos sobre algo que nos afectaba o preocupaba. Nos convertimos en
confidentes y nuestra relación nos empujaba a cometer locuras que constituían
violaciones de los reglamentos de la escuela. Nos fugábamos para ir a ver una
película, bailar o simplemente sentarnos en el malecón de la ciudad,
contemplando el mar.
Jamás
nos dimos un beso, ni siquiera una insinuación. Ella llegó a presentarme a su
novio y una semana después, le presenté a la mía. Los cuatros en distintos
planteles y eso facilitaba nuestros encuentros.
Llegó
el día en que cerraron la Escuela. Antes de tomar el ómnibus que nos llevaría a
nuestros pueblos, nos paramos uno frente al otro y nos tomamos la mano. No hubo
palabras. Sólo una sonrisa y miradas. Sabíamos que era la última mirada y la última
sonrisa. No sabíamos nada el uno del otro a no ser el nombre, sin apellidos.
En
ese momento terminó ese amor extraño.
Autor:
Pedro C: Fernandez Arregui (Pcfa)