domingo, 22 de enero de 2017

Robert Fitzgerald











Robert Fitzgerald



     Había quedado huérfano de madre desde muy pequeño y ese estado lo había dejado traumatizado a tal punto que buscaba en las mujeres el afecto maternal.
     Solía salir a pescar en una pequeña embarcación y regresar a los tres o cuatros días. Antes que todo se dirigía a casa de su novia para abrazarla y besarla como lo pudiera hacer cualquier niño.
     Cierto día tuvo que regresar, a las pocas horas de partir, por la amenaza de un huracán. Y como siempre se dirigió a ver a su amada. Cual fue su sorpresa al verla besándose con Matew, su vecino. Sin pensarlo cogió su cuchillo y se lo clavó en la espalda varias veces. La chica gritó desesperada al tiempo que él arrojó el arma y salió corriendo.
 

Un señor bajó la escalerilla del vapor y preguntó por un sitio llamado Columbia. Al poco tiempo se convirtió en el único pescador yankee que abastecía de pescado fresco y mariscos a la Colonia Norteamericana radicada en el lugar.
     El día de su cumpleaños un señor lo invitó a comer en su casa. Se trataba de Adams un hombre de negocios de Tampa que dejó todo para seguir el rastro de un supuesto tesoro pirata.
     La comida fue abundante así como el Whisky consumido. Luego se sentaron en el portal y el anfitrión comenzó a hablar muy despacio.

          • Sabes? Dicen que en esta Isla hay mucho oro enterrado. Morgan, Drake e incluso, Pepe el Mallorquin asaltaron muchos barcos cargados de oro por estos mares y este lugar era su refugio preferido, después de las Islas Tortugas. Pero, mas que el oro lo que me interesa es dar con el paradero de una persona. Me han dicho que se encuentra enterrado en el cementerio de esta zona. Es de risa pero nunca me ha gustado visitar los cementerios sin alguien que me acompañe.
          • Y se puede saber quien es o era ese señor?
          • Es una deuda. Me acompañas?
          • Al cementerio? A esta hora? Bueno, a mi me da igual. Mañana no pienso ir a pescar.

    Salieron caminando, alumbrados por un farol, hacia el cementerio.. Apenas llegaron, Adams comenzó a revisar lápida por lápida. De pronto se detuvo en una que apenas se podía leer.
    Invitó al joven a que tratara de leerla y éste, al inclinarse, sintió un fuerte golpe en la espalda que casi lo dejó sin aire. Trató de levantarse pero sintió algo que le penetraba en la carne.

- Robert Fitzgerald ! Tardé mucho en encontrarte pero te encontré. Desde que llegué sospeché que eras el asesino de mi hermano Matew pero no fue hasta ayer que me cercioré por completo. Cuando saliste a pescar registré tus pertenencias y encontré el recorte de periódico guardado. Un letrero grande de arriba abajo, decía: “TRAICIÓN” Ahora te toca a tí.
     Nadie supo más de Alan White, su otro nombre. Dicen los lugareños que en algún lugar, entre las lápidas y huesos desperdigados en el viejo Cementerio Americano de Columbia, en Isla de Pinos, se encuentran los restos de Robert Fitzgerald.