EL
RETORNO
Aquel
hombre quería regresar a su tierra. Una tierra que había abandonado por motivos
personales. Tenía deseos de volver a ver las bellezas naturales de su isla, las
hermosas construcciones, su gente, su alegría y sus costumbres.
Abordó el avión. ¡El único avión que volaba a
su isla! ¡Tres pasajeros! Fue algo que no quiso creer. Recuerda cuando iba, los
fines de semana, al final de la pista
para observar los aterrizajes de mas de cien aviones
cargados de turistas.
Al
llegar al aeropuerto de su destino, se lo encontró vacío, un mostrador
para atender a los posibles pasajeros. Llevaba
equipaje de mano y no tuvo que esperar. Salió a buscar un taxi. Había uno y su conductor dormía en su
interior.
─Por
favor, me puede llevar –dijo al mismo tiempo que golpeó suavemente el cristal
de la ventana del auto.
El conductor se incorporó, salió del taxi, le
abrió la puerta y puso el equipaje en el maletero. Todo con una rapidez
increíble.
─
¿Para dónde va, señor?
─Para
el Centro. ¿Qué sucede? ¿Por qué está todo tan desolado?
─
¡El turismo, amigo! ¡El turismo!
─
¿Qué sucede con el turismo?
─
¡Se acabó! Los ecologistas protestaban, los antisistema protestaban, los
nativos protestaban exigiendo y presionando al Gobierno para que no vinieran
mas turistas. Pusieron las llamadas ecotasas, subieron precios y eliminaron
muchas de las facilidades que tenían los visitantes. Entiendo que en parte
tenían razón pero la Isla vive de eso. Aquí no hay industria, la producción no
alcanza para abastecernos y no tenemos casi nada para exportar. Vivíamos de
eso. Y esto que ves, es el resultado.
El taxi circulaba por una gran autopista sin
encontrarnos con otros autos mientras pensaba en las palabras del taxista.
Tenía que haber algo más y el conductor no se lo había dicho.
─Esta es la Plaza principal. ¿Se queda aquí?
Miró
a su alrededor y no vió a nadie pero se fijó en un letrero que decía, cafetería
El Paso. Pagó al taxista y se dirigió al establecimiento con la idea de tomarse
un café. Apenas el taxi se marchó aparecieron tres hombres y se dirigieron a su
encuentro.
─ ¿Eres inglés o alemán?
─No. Soy de América
No le dio tiempo a nada. Los tres hombres
comenzaron a golpearlo hasta caer al suelo. Mientras la vista se le nublaba,
escuchaba como le decían: “turista asqueroso, te vamos a matar, por culpa de
ustedes estamos en la miseria, nuestros hijos se mueren de hambre”
Lo último que oyó fue cuando uno de los
agresores, dijo: “Turistas de mierda que primero acabaron con nuestra isla y
después nos han dejado en la miseria. Cada vez que venga uno le haremos lo
mismo”
Nadie
sabe cual fue el final de ese señor. Pero todos saben que esa isla se convirtió
en un peligro para todos aquellos que llegaban por mar o tierra. Los pocos habitantes
se habían convertido en feroces caníbales.
Autor: Pedro Celestino Fernández Arregui
Autor: Pedro Celestino Fernández Arregui
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