domingo, 12 de marzo de 2017

El Viaje










                                                              El Viaje

    El barco soltó sus cabos y lentamente se fue separando del muelle. Nunca había viajado en barco y ahora lo hacía obligado por las circunstancia. Ni siquiera podía disfrutar de la belleza del mar ni de los delfines que jugaban en la proa. La noche se presentaba con todo el cielo nublado para que no pudiera disfrutar del reflejo de la luna en el mar. La embarcación apenas se movía y pasado una hora de su salida no había nadie en cubierta. No tenía sueño. Se apoyó en la baranda estribor y el débil viento impregnado de sal le trajo los últimos momentos en su pueblo.

    Había bebido mucho. Recuerda a un hombre que se le acercó brindándole ayuda para llevarlo a su casa. Aceptó porque no podía dar un paso. Las piernas no le respondían y estaba muy mareado.
     Caminaron unos doscientos metros cuando se acercó un joven exigiéndole que le devolviera el dinero que le había prestado. Su improvisado acompañante lo sentó en la acera y se abalanzó sobre el otro. El joven cayó al suelo e inmediatamente fue hacia donde estaba él, le cogió la mano y depositó en ella un cuchillo ensangrentado. Salió corriendo y se perdió en la oscuridad. Entonces fue que vio el arma en su mano y la dejó caer. Había observado todo bajo una niebla espesa que invadía su visión y no se daba cuenta de lo ocurrido hasta ese momento. Trató de incorporarse pero no podía. Gateó hasta una cerca del jardín de una casa. Muy despacio y con mucho esfuerzo logró ponerse de pie en el preciso momento que llegaba un auto policíaco. Se dirigieron al joven tendido en el suelo y luego hacia él. Me preguntaron por qué lo había matado. No podía ni hablar.
Fuí sentenciado a veinte años de prisión en el Presidio de Isla de Pinos.

    Los soldados que me acompañaban conversaban cerca de mí, ajenos a mi dolor. Cuántas veces habrán acompañado presos para esa Isla!
Fue un duro golpe para mi madre. Muchas veces me había llamado ala atención por mis malditas borracheras. Hoy llevo conmigo su dolor y el mío. Dicen que los errores se pagan peo hay errores que son impagables como es el causarle sufrimiento a la madre. Me molestan las esposas. Pero mas me molesta pensar en los veinte años venideros. Saldré con cincuenta y cinco. Nadie me dará trabajo. Los amigos y vecinos me miraran con desconfianza. No, no volveré jamás. Mi vida ha terminado. No comenzaré de nuevo.



Los escoltas sintieron caer algo al agua. Se incorporaron y trataron de ver algo en la oscuridad. Nada. Se encogieron de hombros, encendieron un cigarro y se fueron a dormir. La misión había terminado.

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