El Viaje
El barco soltó sus
cabos y lentamente se fue separando del muelle. Nunca había viajado
en barco y ahora lo hacía obligado por las circunstancia. Ni
siquiera podía disfrutar de la belleza del mar ni de los delfines
que jugaban en la proa. La noche se presentaba con todo el cielo
nublado para que no pudiera disfrutar del reflejo de la luna en el
mar. La embarcación apenas se movía y pasado una hora de su salida
no había nadie en cubierta. No tenía sueño. Se apoyó en la
baranda estribor y el débil viento impregnado de sal le trajo los
últimos momentos en su pueblo.
Había bebido mucho.
Recuerda a un hombre que se le acercó brindándole ayuda para
llevarlo a su casa. Aceptó porque no podía dar un paso. Las piernas
no le respondían y estaba muy mareado.
Caminaron unos
doscientos metros cuando se acercó un joven exigiéndole que le
devolviera el dinero que le había prestado. Su improvisado
acompañante lo sentó en la acera y se abalanzó sobre el otro. El
joven cayó al suelo e inmediatamente fue hacia donde estaba él, le
cogió la mano y depositó en ella un cuchillo ensangrentado. Salió
corriendo y se perdió en la oscuridad. Entonces fue que vio el arma
en su mano y la dejó caer. Había observado todo bajo una niebla
espesa que invadía su visión y no se daba cuenta de lo ocurrido
hasta ese momento. Trató de incorporarse pero no podía. Gateó
hasta una cerca del jardín de una casa. Muy despacio y con mucho
esfuerzo logró ponerse de pie en el preciso momento que llegaba un
auto policíaco. Se dirigieron al joven tendido en el suelo y luego
hacia él. Me preguntaron por qué lo había matado. No podía ni
hablar.Fuí sentenciado a veinte años de prisión en el Presidio de Isla de Pinos.
Los soldados que me
acompañaban conversaban cerca de mí, ajenos a mi dolor. Cuántas
veces habrán acompañado presos para esa Isla!
Fue un duro golpe para
mi madre. Muchas veces me había llamado ala atención por mis
malditas borracheras. Hoy llevo conmigo su dolor y el mío. Dicen que
los errores se pagan peo hay errores que son impagables como es el
causarle sufrimiento a la madre. Me molestan las esposas. Pero mas me
molesta pensar en los veinte años venideros. Saldré con cincuenta y
cinco. Nadie me dará trabajo. Los amigos y vecinos me miraran con
desconfianza. No, no volveré jamás. Mi vida ha terminado. No
comenzaré de nuevo.
Los escoltas sintieron
caer algo al agua. Se incorporaron y trataron de ver algo en la
oscuridad. Nada. Se encogieron de hombros, encendieron un cigarro y
se fueron a dormir. La misión había terminado.
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