El Crimen de la Escalera
El
cuerpo de Emiliano Montero se encontraba boca arriba encima de un montón de
hierros viejos de los cuales, dos cabillas oxidadas, le atravesaban el cuerpo.
Sus manos aferradas a una escalera de aluminio situada a lo largo de su cuerpo.
Todo indicaba que había sido un accidente. Sin embargo, después de que el
Inspector Pelly observó toda la escena detalladamente, sospechó que había sido
un asesinato. Preguntó la posible hora de la muerte al forense y le indicó a
los técnicos los lugares donde necesitaba que buscaran huellas.
La
hija de la víctima, Sonia, se encontraba dentro de la casa llorando.
– Señora,
la acompaño en los sentimientos. Siento tener que hacer algunas preguntas
ahora, pero es necesario.
– ¿No
fue un accidente? Se lo decía siempre,
“papá no te subas encima de la caseta”. Era muy testarudo.
– Sí,
parece un accidente, pero tenemos que confirmarlo. ¿Qué hacía su padre encima
de la caseta?
– Él
guardaba cosas viejas que se encontraba en la calle. Decía que en cualquier
momento eran necesarias.
– ¿Cómo
encontró a su padre?
– Me
llamó a la oficina y me dijo que viniera cuando terminara que tenía que decirme
algo. Lo encontré ahí dónde usted lo ve – dijo sollozando
– ¿Cuándo
llamó?
– Como
a las nueve. Estaba merendando.
– Gracias.
Se fue para la oficina y esperó que los
integrantes de su equipo le trajeran lo que había pedido. Mientras, revisaba
sus anotaciones sobre la escena. Sabía que no era un accidente. Por las marcas
de la escalera en la tierra, se podía calcular el ángulo con respecto a la
pared y de acuerdo a ése ángulo era imposible que cayera hacia atrás. Algo o
alguien, lo empujó. Tenía que seguir averiguando.
El
señor Montero había fallecido a las doce del día aproximadamente. La muerte
instantánea se produjo por la perforación de un pulmón y el corazón. La
escalera fue empujada de manera que cayera encima de los hierros. El asesino
planeó todo para que pareciera un accidente. ¿Quién deseaba su muerte? Su hijo
Robin estaba enfadado y distanciado de él. Eduardo su socio en la Empresa,
había discutido fuertemente cuando cerró el negocio, por no estar conforme con
la división de valores, y su ex yerno lo culpaba a él de su divorcio y el
despido de su Empresa. Sin embargo, se encontraron unas huellas en la escalera
que no era de ninguno de ellos ni tampoco aparecía en la base de datos.
Todos
los sospechosos fueron entrevistados y todos tenían coartadas. No obstante, el
Inspector pensó que alguno de los sospechosos contrató a alguien para cometer
el crimen.
Se
revisaron todas las llamadas realizadas y recibidas por los sospechosos, por la
señora Sonia y por el señor Montero. Se llegó a la conclusión que había otro
sospechoso no identificado y que había que detenerlo para ser interrogado.
– Señor
Contreras, dígame su relación con Emiliano Montero y Sonia Montero.
– Ninguna.
– Sin
embargo usted habló con la Sonia
Montero, cinco veces y dos veces con su padre, el señor Montero.
– Es
que soy cacharrero. La señora me llamó para que fuera a su casa a recoger
algunos hierros que su padre tenía.
– ¿Por
qué la señora Sonia Montero quería que usted asesinara a su padre? ¿Cuánto le
dio?
– No
he matado a nadie. Solo fui a buscar la chatarra.
– Usted
está ilegal. No tiene documentación y sabemos que es difícil para un
indocumentado sobrevivir en este País. Es capaz de hacer cualquier cosa porque
tiene una familia que mantener.
– Sí,
pero no maté a nadie.
– La
señora Sonia habló con usted para que ejecutara el crimen, pero todo debía
aparecer como un accidente. Tenía que presentarse en su casa y decir a lo que
iba. El señor Montero llamó a su hija para preguntarle si era cierto que usted
iba recomendado por ella. Sin que se diera cuenta usted iba colando las
cabillas entre los hierros que iban recolectando de manera que fuera mortal.
Usted se subió al techo de la caseta y le dijo al señor Montero que subiera
para que le indicara los que iba a bajar. Cuando iba por la mitad, usted
rápidamente empujó la escalera con una viga, para que cayera justo encima de
los hierros. La señora Sonia ha confesado. Dijo que lo contrató con ese fin y
hasta le dio la idea –mintió el Inspector.
– Sí,
es cierto. Había pedido un préstamo a la Empresa donde ella trabaja y no tenía
como pagarlo. Se estaba venciendo el plazo dado de seis meses. Entonces me
propuso eso. No quería hacerlo, pero me anulaba el préstamo y además me
pagaba cinco mil dólares.
– Señora
Sonia Montero, está arrestada por el asesinato de su padre. El señor Contreras
ha confesado.
– ¿Le
va usted hacer caso a ese pordiosero y delincuente? ¿Cómo se le ocurre que yo
mate a mi propio padre?
– Su
Empresa en realidad es una tapadera que se dedica al lavado de dinero. Su padre
la descubrió y amenazó con denunciarla si no cerrabas la Empresa. No podías
permitir que eso sucediera .Usted tiene varios indocumentados trabajando. Uno
de ellos habló para que le diera un préstamo a su amigo Contreras y usted, se
lo dio con la condición que tenía que pagarlo en menos de seis meses de lo
contrario lo enviaría a los Federales. Cuando su padre lo llamó para decirle
que te iba a denunciar, recurriste rápidamente a Contreras. No podías permitir
que tu padre te arruinara tu “negocio”. Estabas segura de que no podías ser
sospechosa, pero calculaste mal.
Pcfa
No hay comentarios:
Publicar un comentario