martes, 19 de mayo de 2020

Siguanea



    
                                                         Siguanea


En la desembocadura del río San Pedro, en Isla de Pinos, se encontraba un caserío indio. Sus habitantes se dedicaban a la caza y la pesca entre otras labores. Las mujeres y los hombres se repartían el trabajo y hasta los niños ayudaban como si esas labores fueran juegos.

La aldea tenía fama de tener a las mujeres mas bellas de la Isla, pero sobresalía, en hermosura, inteligencia y alegría, Siguanea. Había ciertos rumores de que la joven no era de esa tribu pues decían que la madre, a la cual no se le veía su vientre abultado, salió a buscar agua y regresó con la niña en los brazos. El padre había sido atacado por un cocodrilo que se lo llevó al fondo del río y jamás apareció su cuerpo

Siguanea tenía muchos pretendientes, pero a ella no le gustaba ninguno. No sentía amor sino, cariño por ellos y todos los vecinos. El Cacique habló con la madre y le informó que en la próxima luna se haría la selección del joven que sería el esposo de su hija.

Justo dos días antes de la selección, llegaron a la aldea tres jóvenes procedentes de una tribu del norte de la isla para intercambiar anacardos y productos artesanales por jutías y pescados. Uno de ellos, llamado Tubeco, fijó su mirada en la bella joven. Al enterarse de la proximidad del evento de la selección para el casamiento y sin pensarlo dos veces, se dirigió al Cacique y le dijo que deseaba participar como candidato. No hubiera ocurrido nada si no fuera porque Siguanea había sentido, por primera vez, como su corazón latía fuertemente cuando su mirada se cruzaba con la del joven visitante.

Sintieron una atracción tan fuerte que concertaron una cita en la ladera del cerro cercano y se entregaron al amor con todos sus deseos. Dicen que esa noche, cuando estaban acostados y abrazados, después de consumar el momento divino de sus vidas, se desató una tormenta como presagio a lo que vendría.

La selección consistía en la lucha cuerpo a cuerpo y el que ganara se quedaría con la joven. Los seis contendientes se fueron enfrentando hasta que quedaron Tubeco y Siney. El joven local era considerado el hombre mas fuerte de la aldea y el foráneo mostraba una musculatura impresionante. Mientras la lucha se desarrollaba, Siguanea era presa de una intensa fiebre y temblores en todo el cuerpo. Cuando todo parecía que el ganador sería el visitante, Siney le destrozó el cuello. Una exclamación unánime, se sintió en toda la aldea. La gente vitoreaba al vencedor el que iba a casarse con la joven recluida en su bohío. Ella se imaginó el desenlace al escuchar la algarabía de su pueblo. ¡No quería ser de nadie mas! Sabía que las leyes de la aldea la obligarían a compartir su vida con un hombre que no amaba y tomó una decisión. El ruido producido por los troncos huecos y cueros de animales no permitió escuchar el grito de la joven cuando se enterró una coa en el vientre.

El cuerpo de Tubeco fue llevado por sus compañeros para su aldea mientras el de Siguanea fue lanzado en las aguas de la ensenada donde desemboca el río San Pedro.

Desde entonces se le conoce como Ensenada de Siguanea y la playa junto al Hotel Colony se le puso el nombre de Paya Roja porque dicen que cuando lanzaron el cuerpo ensangrentado de la joven al mar, las olas tiñeron de sangre las arenas de la playa.

Imagen: Archivo de Oliver Carralero

Autor: Pedro Celestino Fernández Arregui

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