Motel Río Verde
El
hombre bajó por la escalerilla del avión con una maleta pequeña y la vista
puesta en el pequeño edificio del aeropuerto. Pasó el pequeño salón y se
dirigió hacia donde varios autos estaban estacionados.
─
Please, ¿Alquila? ─le preguntó al primer auto.
─Sí,
Míster, puede sentarse ─le dijo el chofer abriendo la puerta de su Plymouth
1955.
─
¿Para dónde lo llevo, Míster?
─
¿Hay algún lugar donde me pueda alojar cerca del río que cruza la ciudad? ─preguntó
en un mal castellano.
─
¡Oh, sí! Hay muchos, Casa Mañana, Río Verde, Shangrila, Bamboo y Rancho El
Tesoro.
─
Me gusta el nombre de Río Verde. ¿Es un hotel?
─
Es un motel de reciente inauguración, Míster
─
¡Pues llévame a ese!
El
hombre abrió su habitación, puso la maleta sobre la cama, la abrió y sacó una
pequeña carpeta con documentos. Luego se sentó en una butaca y comenzó a
leerlos.
Muy cerca de allí, en una vivienda junto al río Las Casas, dos hombres estaban enfrascados en revisar sendas armas de fuego. Uno, una pistola calibre 45 y el otro un Máuser con mirilla telescópica. En una pequeña mesa un mapa. Una vez terminado de revisar el armamento, uno de ellos, alto, rubio de ojos azules, vestido de cazador y el otro un mestizo de larga melena y vestido con una camiseta y pantalones corto. Salieron y se dirigieron a un bote atado frente a la casa. Subieron a él y después de soltar el amarre, comenzaron a remar muy despacio río abajo.
Después
de cenar, fue a su habitación situada en la segunda planta, tomó el teléfono y
solicitó un taxi. Se fue hacia el balcón. Contemplaba el cielo estrellado y
respiró profundo el aire puro de la Isla.
Mientras
─ Señor, su taxi ha
salido para acá. ¡Oh, perdón! Es que de pronto lo he confundido con el señor de
la habitación 24.
─Para la próxima tenga mas cuidado. Me preparas la cuenta. Mañana me marcho temprano. Habitación 23.Si alguien pregunta por mí, estaré en el bar. ─ dijo, con cara de malos amigos.
El recepcionista tocó en la puerta de la habitación. Venía a avisarle que el Taxi había llegado. Se percató que la puerta no tenía el seguro pasado y al no contestar nadie, abrió la puerta despacio. Entró llamando al huésped sin recibir contestación. Miró hacia el balcón y en el suelo había un cuerpo.
En
la Estación de Policía, comentaban sobre el último asesinato.
─ Si no hubiera sido por Juan, que estaba pescando peces Lisa, nos hubiera sido difícil encontrar al asesino. Pero ese viejo es valiente porque los siguió y después de ver donde vivían vino y los denunció. ─ comentó el policía mas joven.
─
¡Pobre ingeniero! Venía lleno de ilusiones. Hoy iba a tener una reunión con el
alcalde. Según nos informaron en el Ayuntamiento venía a proponer un proyecto
de puente elevadizo ─ había dicho un sargento.
─ Y el desgraciado
mafioso, al que pretendían asesinar esos sicarios, se marchó feliz y contento
de la Isla. ¡Qué cosas tiene la vida! Según los asesinos era a él a quien iban
a matar y lo confundieron con el Ingeniero.
pcfa
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