El Clavel Rojo
¿Cómo
la conociste? No, no la conocí. ¡Ya la conocía!
¿Dónde?
Estaba escondida en un lugar del corazón.
¿Cómo
la hallaste? Porque sentí algo como una voz,
Algo
que me inquietaba y me llenaba de
alegría.
Entonces
miré hacia dentro y vi unos hermosos ojos.
Brillaban
tanto que me cegaron. No podía ver.
Me
abrí el pecho para dejarla salir y entonces fue peor,
Porque
al verla tan hermosa de ella me enamoré.
Fui
al jardín y le llevé un hermoso ramo de claveles rojos.
Se
lo entregué y su sonrisa fue la luz del Sol.
Le
encantaban las flores, las orquídeas y los claveles
Y
me convertí en el jardinero de su amor.
¿Ahora?
Ahora, todo se ha ido a cualquier lugar
Como
esas aves que emigran y no llegan a volver.
Volverán
de nuevo los inviernos eternos sin sol,
Las
flores se pondrán mustia como ayer.
Tendré
buen recuerdo y en mí no triunfará el enojo
Y
llevaré en el ojal, un lindo clavel rojo.
Pedro
Celestino Fernández Arregui
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