jueves, 23 de junio de 2016

Descubrimiento










                                                                      Descubrimiento


 El perro lamía la cara del vagabundo, que envuelto en cartones, pasaba una noche más. La vista se le iba quedando inmóvil y en su mente surgían cientos de escenas de su vida interrumpida por golpes en contenedores y burlas respondidas, defendido por su único amigo, con fuertes ladridos.
  Ebrios de licor y drogas, los jóvenes prendieron fuego a los cartones. El hombre, envuelto en llamas, trataba en vano de salvar al perro de morir en el infierno.  La ambulancia se llevó el cuerpo calcinado del pobre señor mientras en el lugar, confundido con las cenizas, estaba el cuerpo de su fiel amigo. Los jóvenes fueron identificados y condenados por el macabro asesinato.

  Arturo había logrado convertirse en un experimentado mecánico automotriz. Las personas que lo conocían desde niño, estaban impresionados por el cambio en su conducta.
  Acostumbraba tomar café en el bar junto al taller donde trabajaba. Como siempre leía los titulares de los periódicos y según pasaba las hojas movía negativamente la cabeza. Los artículos siempre era lo mismo: guerras, crisis, fraudes, etc. sin embargo le llamó la atención un artículo titulado “Triste destino del Conde”. El artículo hablaba de un Conde que gastó toda su fortuna en salvar una vida, la de su hijo. Quedó en la miseria, al ser confiscadas sus propiedades por no poder pagar las millonarias facturas de los hospitales. Su esposa pidió el divorcio y se marchó con el niño.
  Vivía en la calle. Se alimentaba de lo que le ofrecía la gente. Sin embargo nadie lo vio triste, al contrario, siempre tenía una sonrisa. Aunque no sabía de él, sabía que su hijo gozaba de buena salud y eso lo reconfortaba.
  Después de varios años viviendo el martirio y la penitencia fue quemado vivo por varios jóvenes. Uno de ellos, su hijo. Así terminaba la vida del Conde Arturo de Buenafuente.
  Arturo se levantó y regresó a su casa. Cogió una manta y salió. La madre denunció su desaparición después de encontrar una nota que decía: “Voy a encontrarme con mi padre recorriendo sus últimos pasos”

Pedro Celestino Fernández Arregui

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