Los ojos del Niño
Nunca
debemos pensar que hay algo imposible, que alguien está loco por haber dicho o
hecho algo, la inexistencia de personajes increíbles y siempre debemos de
percatarnos de que efectivamente tenemos razón, pero siempre una vez que
hayamos corrobarado las fuentes de las
noticias o verificado lo que hemos escuchado o visto.
Digo eso porque en un pueblo olvidado, en una época pasada, en un país incierto, sucedió esta historia que les voy a contar.
La familia Decar había recorrido varios pueblos en busca de la solución para su hijo kajai. Al atardecer llegaron a un pueblo que estaba en pleno auge económico pues se había descubierto una mina de diamantes muy cerca y eso atraía a muchísimas personas de todo el país. Un país con una agricultura muy precaria y sin otros recursos naturales.
Sin preguntar dónde podían pasar la noche,
localizaron a uno de los tres médicos con que contaba el pueblo.
El doctor, un hombre movido mas por
intereses económicos que humanos enseguida dejó entrar a dicha familia.
–
¿Y bien?
–
Doctor, como puede usted observar, mi hijo
tiene los ojos vendados. No sabemos lo que sucede, pero todos los que logran
ver sus ojos, les sucede algo.
–
Está gracioso eso. ¿Acaso lanza fuego,
rayos, veneno…?
–
No, Doctor. Nada de eso.
–
¿Entonces? Vamos a ver esos ojos– Le fue quitó
la venda y dejo unos hermosos ojos negros al descubierto– No veo absolutamente
nada en sus ojos. Yo creo que ustedes han creado esta historia para hacerse
famosos.
–
Pero Doctor, es cierto lo que le decimos.
–
Está bien. Les recomiendo entonces que
vayan a ver a un brujero y hagan el favor de pagarme.
Salieron
desalentado. Era el sexto médico que iba a morir, aunque éste, pensaron, quizás
tenga razón y debemos ir a visitar a un brujo.
El
brujo los recibió con una sonrisa.
–¡Pasen! Me han llegado rumores de cinco
médicos que han muerto en circunstancias extrañas. ¿Ayer fueron a ver otro
médico?– ante la afirmación del padre, continuó- Entonces son seis.
–¿Cómo usted sabe eso?–preguntó el padre.
–Soy brujo, pero las noticias corren mas
rápido que los camellos y las liebres.
El
hombre encendió un una tela que cubría un palo y con la antorcha en la mano
procedió a quitar la venda al muchacho. Una vez quitada la vela le pasaba una y
otra vez delante de sus ojos, la llama de la antorcha. Apagó la antorcha y le
dijo que se lavara la cara en un recipiente de barro que tenía encima de la
mesa.
–
¡Ya está! Nada de venda y vayan tranquilos
para su casa. No sucederá mas nada. Lo he curado. Ese niño no tenía nada,
Solamente que gozaba de gran poder de sugestión. Ustedes al decirle esos a los
médicos y mirarle a los ojos sin pensarlo estaban siendo sugestionados y luego
venía un mal de cabeza o cuerpo y morían.
Efectivamente, a partir
de ese día, Kajai fue un niño normal. Logró emigrar y estudió para hacerse un
buen psicólogo.
Pcfa
No hay comentarios:
Publicar un comentario