El Arcoíris
Dicen que en una tierra lejana vivía un
niño con su abuelo. Sus padres y hermano habían muerto en una guerra que le
arrebató a su familia y a su infancia.
En su país de origen, nunca pudo
disfrutar de muchas cosas lindas que a un niño le gustaría ver. Apenas podía
jugar con su hermano dentro de la casa y siempre con el miedo enterrado en sus
huesos. Por tales motivos en su país de acogida observaba todo y le parecía
estar en otro mundo ¡Y lo era!
Un día observó por la ventana un hermoso
arcoíris. Luego de estar extasiado, durante unos minutos, corrió a donde el
abuelo.
– ¡Abuelo,
abuelo! Hay un arcoíris. Es muy bonito. ¿Qué es?
–Te diré. – dijo el abuelo mientras se
acomodaba las gafas– Hay quien dice que de donde sale el arcoíris existe un
tesoro, otros que ahí comienza un mundo de fantasía, muchos dicen que es un
fenómeno natural que se forma con el Sol y las gotas de agua y tu abuela decía
que es un regalo del Señor para mostrarnos que no todo es blanco y negro. Decía
ella, Dios la guarde, que aunque tengamos distintos colores, formamos un mundo
de colores como el arcoíris.
–¿Y tú, abuelo, que
crees?
– Cuando
quieres saber quién tiene la razón, busca la verdad.
Cierto día, el niño observó un hermoso
arcoíris y sin decirle nada a su abuelo, salió corriendo con la idea de llegar
hasta él. Por mucho que corría, no podía llegar hasta él. Mirando solamente a
los colores del arcoíris, cayó en un pozo abandonado sin agua. Pensaba como
salir de allí cuando vio entrar por la boca del pozo franjas de luces de
colores que lo levantaron suavemente y lo trasladaron a lo alto del arcoíris.
Desde allí todo le parecía hermoso. Los colores vivos abundaban y hasta el
cielo, era de un azul intenso. De pronto, los colores comenzaron a hablar y
decirle la importancia de ver todo lo que nos rodeas en colores, de como todos
los colores unidos forman cosas maravillosas como el arcoíris, de la
importancia de ver la muerte como algo natural, donde resalten los colores de
las flores. Muchas cosas le dijeron de la importancia de los colores.
El abuelo desesperado buscaba a su
nieto. Pensando en el interés mostrado por el arcoíris, siguió caminando en la
dirección donde estaba el fenómeno natural. Después de mucho andar, el arcoíris
desapareció. Tenía mucha sed y observó a pocos metros, un pozo. Bebería y luego
lo seguiría buscando. Al inclinarse para ver el agua, se dio cuenta que estaba
seco y en el fondo, el cuerpo del niño.
Las brigadas de salvamento y los vecinos
encontraron al día siguiente, los cuerpos sin vida del abuelo con su nieto.
Desde entonces, en el pueblo que se comenta que siempre se ve el arcoíris hacia
ese lugar.
Autor: Pedro Celestino Fernández Arregui
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