La reencarnación
Desde muy
pequeño escuchaba las conversaciones de los mayores, en silencio y prestando
toda mi atención. Había un tema que me fascinaba y era lo referente a
misterios, leyendas, ciencias ocultas, pero sobre todo aquellos que hablaban de
la reencarnación.
La
imaginación de un niño va más allá de las fantasías y las cosas increíbles y me
preguntaba ¿Cómo se sentiría una persona reencarnada en una gallina? Debía ser
muy triste verla corriendo con la señora atrás para cogerla y hacer una sopa o
un fricasé. Quizás pensaría que era una crueldad y no la necesidad de
alimentarse.
Hoy, sentado
en el portal, pienso que no podemos calificar a las personas cuando sacrifican
a un animal para alimentarse. Las personas no son malas por eso. Las personas
son malas cuando maltratan a un animal o a un semejante y transmiten odio y
crueldad. Es una radiación distinta a las buenas personas. Cuando mi hija pasa
la mano por mi cabeza siento que me baña con esas radiaciones de bondad y
cariño que emiten las buenas personas. Sin embargo, hay otras que debemos
apartarnos de ellas porque por sus ojos sale el odio y están dispuestos a darte
una patada.
¡Es algo
complicado eso de las otras vidas! Por eso ayer no maté al ratón porque pudiera
ser Pepe o Mario. Me conformo con la ración de gato que me sirve mi hija.
Autor: Pedro
Celestino Fernandez Arregui
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