Un
lunes por la noche subió al ómnibus, una señora que le llamó la atención. Era
rubia, colgaba de su hombro un bolso rojo, llevaba prendas de oro y un sombrero
que solo le permitía ver unos lindos labios rojos. Enseñó un “Pase a bordo” y se
sentó en uno de los últimos asientos. Le extrañó porque no era normal que a esa
hora viajaran en autobús señoras solas, bien vestidas y con joyas, pero en el
Mundo hay de todo. La señora se bajó en la última parada.
Al
siguiente lunes y a la misma hora, volvió abordar el ómnibus, la señora del
bolso rojo. Hizo el mismo recorrido y así lo hizo durante varias semanas hasta
que una noche no apareció.
Al
conductor del autobús no se le quitaba de la mente aquella misteriosa mujer y
comenzó a indagar. Comenzó por el lugar donde terminaba el recorrido
preguntando a las personas mayores que habían vivido toda su vida en esa zona.
Un anciano le dijo que le sonaba de algo esa mujer, pero no recordaba de dónde.
Luego comenzó a indagar en la zona donde ella cogía el transporte. Estaba
cansado y entró en un bar a tomar una cerveza. El lugar era un local que servía
de encuentro a actores, cantantes, poetas y escritores y sus paredes estaban
llenas de imágenes de personas y lugares del ámbito cultural. Le llamó la
atención la foto en blanco y negro de una señora con sombrero. Le preguntó al
dependiente y éste le contestó que se trataba de la actriz Blanca Stirzo que él
no la conoció porque cuando murió era un niño.
Al día siguiente entró en la Biblioteca Municipal y buscó información sobre la señora Stirzo. Cincuenta años antes, Blanca Stirzo era una cantante de ópera casada con un magnate del automóvil y dueño de todas las líneas de autobuses de la ciudad. El marido siempre la esperaba en un flamante Cadillac para llevarla a casa después de su actuación. Una noche salió y su esposo no estaba. Entró a la cafetería situada frente al teatro y se tomó varias copas de whisky. Era tarde y a esa hora apenas circulaban taxis. En ese momento pasó un ómnibus y se fue en él sin saber para donde iba. Al final del trayecto se bajó mareada. Al otro día su cadáver fue encontrado. Le habían dado varias puñaladas y despojada de todas sus valiosas prendas.
Marlon
se quedó asombrado. ¡La había llevado, varias semanas, en su ómnibus!
Pcfa
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