LOS ABUELOS
Mis
abuelos son lindos, sí, muy lindos. No porque me consientan ni me mimen. ¡Es
que son lindos! Yo me siento en las
piernas de mi abuela y le paso mi dedo por sus arrugas, que parecen un mapa de
carretera, y ella cierra los ojos y sonríe. Mi abuelo me hace cuentos muy
lindos pero no de princesas sino de animalitos. ¡A mi me encantan! Es que los
animalitos son muy lindos y mi abuelo dice que son inteligentes. Cuando salgo a
pasear con él me enseña a conocer los árboles y las flores. El otro día, en el
parque, arranqué una flor y se la
enseñé. Me regañó. Dice que las flores no se arrancan porque las estoy matando
y creo que es verdad porque siempre se ponen tristes. Me dice que las flores
son para contemplarlas y sentir su fragancia. Hay que cuidarlas como el me
cuida a mí y también hay que cuidar a los animalitos.
Disfruto mucho con mis abuelos. Y mi mamá
también los quiere mucho. Si mi abuela tose enseguida le dice que hay que ir al
médico. Le sirve la comida y hasta le canta canciones.
Pero en el parque se sienta en un banco, un
abuelo que siempre está muy triste. A veces mira al cielo y otras, se tiende en
el banco con un bulto como almohada.
Dice mi abuelo que hay muchas personas que cuando llegan a una edad avanzada se
vuelven invisibles y otros, crecen tanto que no caben en ningún lugar, como el señor del parque. No sé por qué lo dice porque yo lo veo del mismo tamaño que otros, Pero bueno, cuando mi abuelo lo dice, es verdad.
Mañana es el cumpleaños de mi abuela y mi mamá
le va a comprar una tarta y le va a poner velas con números, porque sino, son tantas que no caben en la tarta. Le voy a decir a mi abuelo de llevarle un trocito al abuelo del parque.
Autor: Pedro Celestino Fernandez Arregui
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