Lo Importante
“¿Estás sordo? ¿No oyes
el claxon?” No era la primera vez que escuchaba esas palabras gritadas con ira
contenida. En otras ocasiones, malas palabras dirigidas a mi cojera. No
importa. Tampoco importaba a los que sembraron las minas recibiendo órdenes.
Aquel nefasto día pensaba en mis hijos. ¡Dos
años sin verlos por culpa de la guerra! Sentí una explosión y escuché sus voces
gritando ¡Papá, papá! Otros diciendo: ¡Está vivo! No sentía ni veía nada. He aprendido a juzgar las cosas importantes. Los que me gritan en la calle, no son importante.
La nieta, tomándome de la mano, me acompañó hasta la casa.
Luego, suavemente, besó mi mejilla. Me
dijo al oído: “Abuelo, te quiero.” Eso es lo importante.
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